Existe una manera de presentar la causa propia tratando al público con tal frialdad y condescendencia que no pueda menos que notar que aquello no se hace para complacerlo. El principio debe ser siempre no hacer concesiones a quienes no tienen nada que dar pero todo que ganar de nosotros. Podemos esperar a que supliquen de rodillas, aun si tardan mucho en hacerlo.

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