Manuel Acuña

Manuel Acuña

1849-08-27 Saltillo, Coahuila
1873-12-06
17336
0
2


Algunos Poemas

Ante Un Cadáver

¡Y bien! Aquí estás ya..., sobre la plancha
donde el gran horizonte de la ciencia
la extensión de sus límites ensancha.

Aquí, donde la rígida experiencia
viene a dictar las leyes superiores
a que está sometida la existencia.

Aquí, donde derrama sus fulgores
ese astro a cuya luz desaparece
la distinción de esclavos y señores.

Aquí, donde la fábula enmudece
y la voz de los hechos se levanta
y la superstición se desvanece.

Aquí, donde la ciencia se adelanta
a leer la solución de ese problema
que solo al anunciarse nos espanta.

Ella, que tiene la razón por lema,
y que en tus labios escuchar ansía
la augusta voz de la verdad suprema.

Aquí está ya... tras de la lucha impía
en que romper al cabo conseguiste
la cárcel que al dolor te retenía.

La luz de tus pupilas ya no existe,
tu máquina vital descansa inerte
y a cumplir con su objeto se resiste.

¡Miseria y nada más!, dirán al verte
los que creen que el imperio de la vida
acaba donde empieza el de la muerte.

Y suponiendo tu misión cumplida
se acercarán a ti, y en su mirada
te mandarán la eterna despedida.

¡Pero no!..., tu misión no está acabada,
que ni es la nada el punto en que nacemos,
ni el punto en que morimos es la nada.

Círculo es la existencia, y mal hacemos
cuando al querer medirla le asignamos
la cuna y el sepulcro por extremos.

La madre es solo el molde en que tomamos
nuestra forma, la forma pasajera
con que la ingrata vida atravesamos.

Pero ni es esa forma la primera
que nuestro ser reviste, ni tampoco
será su última forma cuando muera.

Tú sin aliento ya, dentro de poco
volverás a la tierra y a su seno
que es de la vida universal el foco.

Y allí, a la vida, en apariencia ajeno,
el poder de la lluvia y del verano
fecundará de gérmenes tu cieno.

Y al ascender de la raíz al grano,
irás del vergel a ser testigo
en el laboratorio soberano.

Tal vez para volver cambiado en trigo
al triste hogar, donde la triste esposa,
sin encontrar un pan sueña contigo.

En tanto que las grietas de tu fosa
verán alzarse de su fondo abierto
la larva convertida en mariposa,

que en los ensayos de su vuelo incierto
irá al lecho infeliz de tus amores
a llevarle tus ósculos de muerto.

Y en medio de esos cambios interiores
tu cráneo, lleno de una nueva vida,
en vez de pensamientos dará flores,

en cuyo cáliz brillará escondida
la lágrima tal vez con que tu amada
acompañó el adiós de tu partida.

La tumba es el final de la jornada,
porque en la tumba es donde queda muerta
la llama en nuestro espíritu encerrada.

Pero en esa mansión a cuya puerta
se extingue nuestro aliento, hay otro aliento
que de nuevo a la vida nos despierta.

Allí acaban la fuerza y el talento,
allí acaban los goces y los males
allí acaban la fe y el sentimiento.

Allí acaban los lazos terrenales,
y mezclados el sabio y el idiota
se hunden en la región de los iguales.

Pero allí donde el ánimo se agota
y perece la máquina, allí mismo
el ser que muere es otro ser que brota.

El poderoso y fecundante abismo
del antiguo organismo se apodera
y forma y hace de él otro organismo.

Abandona a la historia justiciera
un nombre sin cuidarse, indiferente,
de que ese nombre se eternice o muera.

Él recoge la masa únicamente,
y cambiando las formas y el objeto
se encarga de que viva eternamente.

La tumba sólo guarda un esqueleto
mas la vida en su bóveda mortuoria
prosigue alimentándose en secreto.

Que al fin de esta existencia transitoria
a la que tanto nuestro afán se adhiere,
la materia, inmortal como la gloria,
cambia de formas; pero nunca muere.

Oda

Leída en la sesión que el Liceo Hidalgo celebró en
honor de Doña Gertrudis Gómez de Avellaneda.


De los tres cielos que recorre el hombre

de la existencia en la medida impía,

cuando la gloria me enseñó tu nombre

yo estaba en el primero todavía.

La pena que del pecho

hasta el abismo lóbrego desciende,

y del cadáver de un amor deshecho

finge flotando en derredor del lecho

la aparición bellísima de un duende;

la sombra a cuyo peso aborrecido

muere el placer y el alma se acobarda,

tratando de evocar en el olvido

el recuerdo dulcísimo y querido

de los besos del ángel de la guarda;

todo eso que en la frente

deja un sello de luto y desconsuelo,

cuando en el alma pálida y doliente

no queda ni la fe. que es del creyente

la última golondrina que alza el vuelo,

todo eso que de noche

baja hasta el corazón como una sombra,

y que terrible y sin piedad ninguna,

sus ilusiones todas despedaza,

aún no era sobre el cielo de mi cuna,

ni la pálida nube que importuna

se levanta enseñando la amenaza.

Dichoso con la dulce indiferencia

del que al amor de su callado asilo

ha vivido a la luz de la inocencia,

acostumbrado a ver en la existencia

la imagen de un azul siempre tranquilo,

yo entonces ignoraba

que, más allá de aquel humilde techo

que sus caricias y su amor me daba,

clamando al cielo y suspirando en vano

desde el rincón sin luz de la vigilia,

hubiera en otro hogar una familia

de la que yo también era un hermano...

Mi amor no sospechaba que existiera

más ilusión, ni cariñoso exceso,

que la mirada dulce y hechicera

de la santa mujer que la primera

nos anuncia a la vida con un beso...

Y hasta que al ducle y mágico sonido

del arpa que temblaba entre tus manos,

dejé mi rama, abandoné mi nido

y te segué hasta ese árbol bendecido,

donde todos los nidos son hermanos,

fue cuando despertando de la calma

en que flotaba la existencia mía,

sentí asomar en lo íntimo de mi alma

algo como la luz de un nuevo día.

Tu voz fue la primera

que me habló en la dulzura de ese idioma

que canta como canta la paloma

y gime como gime la palmera...

las cuerdas de tu lira,

como la voz de la primera alondra

que llama a las demás y las despierta,

fueron las que al arrullo de tu acento

sonaron sobre mi alma estremecida,

como si siendo un pájaro la vida

quisieran despertarlo al sentimiento...

Tu nombre va ligado en mi cariño

con los recuerdos santos y amorosos

de mis tiempos de niño,

con los placeres dulces y sabrosos

de esa época sonriente,

en la que es cada instante una promesa

y en la que el ángel de la fe aún no besa

las primeras arrugas de la frente;

tu nombre es la memoria

del pueblo y del hogar adonde un día

fue a estremecerse el eco de tu gloria

y el trino arrullador de tu poesía;

la evocación de todo lo más santo

en medio de mis noches desmayadas,

que aún tiemblan a las dulces campanadas,

de aquellas horas en que amaba tanto...

Y así, cuando yo supe

que abandonada a tu dolor morías,

y que en tu muda y lánguida tristeza

renunciabas a ver junto a tu lecho,

quien, al rodar sin vida tu cabeza,

recogiera el laurel de tu grandeza

y el último sollozo de tu pecho;

cuando yo supe que en la huesa insana

te inclinabas por fin pálida y sola,

sin que el adiós de tu alma soberana

se enlutara la cítara cubana,

ni gimiera la cítara española;

al darte mis adioses, los adioses

de la eterna y postrera despedida,

sentí que algo de triste sollozaba

de mi dolor en el oscuro abismo,

y que tu sombra que flotaba arriba,

al extinguirse y al borrarse se iba

llevándose un pedazo de sí mismo,

y entonces al poder de los recuerdos,

borrando la distancia,

tendí mis alas hacia el nido blando

de los primeros sueños de la infancia;

llegué al rincón modesto

donde tus dulces páginas leía,

a la fe y al amor siempre dispuesto,

y allí de pie frente a la blanca cuna

donde en sus flores me envolvió el destino,

busqué en su fondo alguna

que aún no cerrara su oloroso broche,

y en él hallé dormida,

esta con la que el alma agradecida

viene a aromar las sombras de la noche.

Deuda en mi cariño

contraje desde niño con tu nombre,

esa flor es el cántico del niño

mezclada con las lágrimas del hombre;

esta flor es el fruto de aquel germen

que derramaste en mi niñez dichosa,

y que al rodar sobre la humilde fosa

donde tus restos duermen,

entre sus piedras ásperas se arraiga

recogiendo su jugo en tus cenizas,

y esperando en su cáliz a que caiga

la gota de los cielos que le traiga

la esencia y el amor de tus sonrisas.

Poeta mexicano, el más representativo del romanticismo de su país. Nacido en Saltillo (Coahuila), formó parte del Liceo Hidalgo y colaboró en diversos periódicos liberales de la época. El romanticismo de Acuña, como el de la mayoría de sus contemporáneos, incluía la acción política y el periodismo, y bajo la influencia de Ignacio Manuel Altamirano, mentor y aglutinador de esa generación, amalgamaba también el liberalismo y el positivismo. Su poema más reconocido, Ante un cadáver, logra articular estos elementos. Acuña se suicidó en la ciudad de México, dejando una carta para su amigo, el poeta Juan de Dios Peza, y un poema a su musa, Nocturno a Rosario, que se volvió uno de los emblemas literarios del amor trágico. Escribió también poemas satíricos y amorosos, y dos obras de teatro: El pasado, ensayo en forma de drama, y Donde las dan las toman, que se perdió después de su muerte. Su obra se recogió póstumamente.  
wer54w66sf32re2
ORACION ROMPIENDO MALDICIONES EXORCISTA MANUEL ACUÑA
Manuel Acuña - Nocturno a Rosario
MANUEL ACUÑA La brisa. Recitado por Joan Mora.
ROMPE TU BRUJERÍA, con el Arzobispo y exorcista Manuel Acuña AlexComunicaTV
Gran poeta mexicano Manuel Acuña - Nocturno - Declamado por Feneté
MANUEL ACUÑA: vida y obra
Edipo ético: Manuel Acuña y su Nocturno a Rosario
⚔️ESPADAS DE PODER, con Padre Manuel Acuña⚔️ AlexComunicaTV
Oración,Contra todo mal del Padre MANUEL ACUÑA
Acuña La Película
Biografía de MANUEL ACUÑA l POETA que MUERE x AMOR l personajes l Documentales de Historia
¿Quién fue Manuel Acuña? Biografía 00
💥 EXORCISMOS: TODA LA VERDAD, con el Exorcista y Arzobispo Manuel Acuña 💥 AlexComunicaTV
El suicidio de Manuel Acuña
Manuel Acuña - Ante un cadáver
Manuel Bernal - Nocturno a Rosario de Manuel Acuña
Manuel Acuña - Hojas secas
NOCTURNO. Manuel Acuña.
ORACIONES DE PODER DEL PADRE MANUEL ACUÑA
Bendición para el hogar Padre MANUEL ACUÑA
COMO QUITARSE EL MAL DE OJO, con Obispo Manuel Acuña AlexComunicaTV
Cámara Testigo - Manuel Acuña exorcismos
Manuel Acuña Narro
Manuel Acuña exorcista habla de Duendes
PERITO EN LIBERACIONES Y EXORCISMOS, con el Arzobispo y Exorcista Manuel Acuña AlexComunicaTV
Adiós a México - de Manuel Acuña
Manuel S. Acuña - Mexican Waltz - Imperial 1136
Manuel Acuña - Amor
🔥 RITUAL: ATRAE PROSPERIDAD PARA TU 2023, con el Arzobispo Manuel Acuña 🔥 AlexComunicaTV
Manuel Acuña - Adiós
Dosis del Palacio: Manuel Acuña
🔥 LÍBRATE DEL MAL, con Manuel Acuña 🔥 AlexComunicaTV
STAY / Thamara Monrroy - Manuel Acuña
El poeta que murió por amor, Manuel Acuña
MANUEL ACUÑA Misterio. Recitado por Joan Mora.
Say Something - C. Aguilera (Manuel Acuña : Paz Binimelis)
15 de septiembre (fragmento del poema de Manuel Acuña)
ATAQUE A LA TABLADA #11 - Entrevista al Soldado Manuel Acuña
⭐🔮 SUEÑOS... ¿UNA VENTANA A OTROS MUNDOS? Con el Padre Obispo Manuel Acuña ⭐🔮 alexcomunicatv
Jamás (Camilo Sesto) - Cover Manuel Acuña
Charlas de Mística y Espiritualidad: Con el Obispo Manuel Acuña.
🔥 LAS SEÑALES ONÍRICAS DEL EMBRUJAMIENTO, con el Arzobispo y Exorcista Manuel Acuña 🔥 AlexComunicaTV
Detrás de la pared (Tata Barahona) - Manuel Acuña
Si no oigo a mi corazón (Pedro Aznar) - MANUEL ACUÑA
EXORCISMO DEL ADN, con el Arzobispo y exorcisa Manuel Acuña AlexComunicaTV
LA FELICIDAD. Manuel Acuña. Por Joan Mora.
Nocturno a Rosario, poema de Manuel Acuña #arte #poesia #frases
Obispo Manuel Acuña explica qué son los exorcismos y las posesiones demoníacas | De Noche | Unicable
Manuel Acuña
Pelea Manuel Acuña "EL MATATAN" #boxeo

Véase también

A quién le gusta

Seguidores