Café-concierto
Las notas del pistón describen trayectorias de cohete, vacilan
en el aire, se apagan antes de darse contra el suelo.
Salen unos ojos pantanosos, con mal olor, unos dientes podridos por el
dulzor de las romanzas, unas piernas que hacen humear el escenario.
La mirada del público tiene más densidad y más
calorías que cualquier otra, es una mirada corrosiva que
atraviesa las mallas y apergamina la piel de las artistas.
Hay un grupo de marineros encandilados ante el faro que un “maquereau”
tiene en el dedo meñique, una reunión de prostitutas con
un relente a puerto, un inglés que fabrica niebla con sus
pupilas y su pipa.
La camarera me trae, en una bandeja lunar, sus senos semi-desnudos...
unos senos que me llevaría para calentarme los pies cuando me
acueste.
El telón, al cerrarse, simula un telón entreabierto.
en el aire, se apagan antes de darse contra el suelo.
Salen unos ojos pantanosos, con mal olor, unos dientes podridos por el
dulzor de las romanzas, unas piernas que hacen humear el escenario.
La mirada del público tiene más densidad y más
calorías que cualquier otra, es una mirada corrosiva que
atraviesa las mallas y apergamina la piel de las artistas.
Hay un grupo de marineros encandilados ante el faro que un “maquereau”
tiene en el dedo meñique, una reunión de prostitutas con
un relente a puerto, un inglés que fabrica niebla con sus
pupilas y su pipa.
La camarera me trae, en una bandeja lunar, sus senos semi-desnudos...
unos senos que me llevaría para calentarme los pies cuando me
acueste.
El telón, al cerrarse, simula un telón entreabierto.
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