A Una Pálida

A UNA PÁLIDA


Vos una claridad y yo una sombra
E. ROSTAND


Dama de las eternas palideces,

con tu mirar tranquilo me pareces,

irradiando destellos de pureza

el hada del país de la tristeza.

Eres la imagen del dolor que implora,

y por eso mi pecho que te adora,

al mirar tu expresión contemplativa

te juzga una madona pensativa.

Tú despertaste mi pasión temprana,

y de mi juventud en la mañana

como un ensueño bondadoso fuiste

regando flores en mi senda triste.

Únjame la caricia de tu mano

y tus ojos que buscan el arcano

báñenme con tu luz, mientras me abismo

en sueños de inefable misticismo.

Pero ¡ay! que no podrá mi idolatría

tener la suerte de llamarte mía,

y seguiré tu amor a los reflejos

de una esperanza que me mira lejos.

Mas nunca te daré la despedida,

que en el rudo combate de la vida

me quedará, si tu cariño pierdo,

la amorosa penumbra del recuerdo.


Aguascalientes, 1906

351
0

Véase también



A quién le gusta

A quién le gusta

Seguidores