Jorge Luis Borges
Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo Buenos Aires, 24 de agosto de 1899 — Genebra, 14 de junho de 1986 foi um escritor, poeta, tradutor, crítico literário e ensaísta argentino.
1899-08-24 Buenos Aires, Argentina
1986-06-14 Genebra, Suíça
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Milonga del infiel
Desde el desierto llegó
en su azulejo el infiel;
era un pampa de los toldos
de Pincén o de Catriel.
Él y el caballo eran uno,
eran uno y no eran dos.
Montado en pelo lo guiaba
con el silbido o la voz.
Había en su toldo una lanza
que afilaba con esmero;
de poco sirve una lanza
contra el fusil ventajero.
Sabía curar con palabras,
lo que no puede cualquiera.
Sabía los rumbos que llevan
a la secreta frontera.
De tierra adentro venía
y a tierra adentro volvió;
acaso no contó a nadie
las cosas raras que vio.
Nunca había visto una puerta,
esa cosa tan humana
y tan antigua, ni un patio
ni el aljibe y la roldana.
No sabía que detrás
de las paredes hay piezas
con su catre de tijera,
su banco y otras lindezas.
No lo asombró ver su cara
repetida en el espejo;
la vio por primera vez
en ese primer reflejo.
Los dos indios se miraron
no cambiaron ni una seña.
Uno -¿cuál ?- miraba al otro
como el que sueña que sueña.
Tampoco lo asombraría
saberse vencido y muerto;
a su historia la llamamos
la Conquista del Desierto.
Jorge Luis Borges | "Poesia Completa", págs. 626 e 627 | Debolsillo, 3ª. edição, 2016
en su azulejo el infiel;
era un pampa de los toldos
de Pincén o de Catriel.
Él y el caballo eran uno,
eran uno y no eran dos.
Montado en pelo lo guiaba
con el silbido o la voz.
Había en su toldo una lanza
que afilaba con esmero;
de poco sirve una lanza
contra el fusil ventajero.
Sabía curar con palabras,
lo que no puede cualquiera.
Sabía los rumbos que llevan
a la secreta frontera.
De tierra adentro venía
y a tierra adentro volvió;
acaso no contó a nadie
las cosas raras que vio.
Nunca había visto una puerta,
esa cosa tan humana
y tan antigua, ni un patio
ni el aljibe y la roldana.
No sabía que detrás
de las paredes hay piezas
con su catre de tijera,
su banco y otras lindezas.
No lo asombró ver su cara
repetida en el espejo;
la vio por primera vez
en ese primer reflejo.
Los dos indios se miraron
no cambiaron ni una seña.
Uno -¿cuál ?- miraba al otro
como el que sueña que sueña.
Tampoco lo asombraría
saberse vencido y muerto;
a su historia la llamamos
la Conquista del Desierto.
Jorge Luis Borges | "Poesia Completa", págs. 626 e 627 | Debolsillo, 3ª. edição, 2016
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